He estado en últimas fechas clavado en el frontón, en el ajedrez, en la chamba, en algunos guiones de radio. He querido ponerme disciplinado con la lectura (sin conseguirlo) y puros pedacitos de novelas, de ensayos, de poemas. Irremediablemente. He estado hipersensible a la música que oigo y la disfruto hasta el llanto, hasta el gozo de sus letras y sus acordes, sus notas. Noto que apenas cuatro meses y las rodillas me cobran factura por estar yendo a jugar hasta, algunos días, dos veces mañana y tarde. El frontón sube de prioridad y luego, ahora tiene que bajar. Todo ha sido juego de la pelota, todo ha sido, trazos en el tablero de ajedrez (juego en línea y contra la máquina). Ahora mismo traigo una partida donde la máquina me está colocando como casi siempre una hermosa madriza sin piedad. Apenas he logrado empatar que hasta guardé el archivo de ese glorioso juego para mi egoteca.
He visto algunas buenas películas: una de Wenders escrita por Sam Shepard, otra que casi me hizo creer de nuevo en las películas de fracasos: Crazy Heart, pero en alguna parte dejó de gustarme. Vi Romeo is bleeding, que vi hace años y que encontré naufragando en la red, y cayó en las mías y me latió.
Por el lado chafa, empecé a ver Nine con Daniel Lewis y nomás no me latió, y me rajé, quedó más de la mitad de película sin ver. O algunas arañas la vieron mientras yo roncaba.
De las lecturas ni digo nada. Una página de Borges que leo mientras espero a alguien. Tres páginas de una novela de Vicente Leñero mientras mi mujer sale de su trabajo. Medio poemario de Luis Ignacio Helguera mientras veo como el estacionamiento vacío donde trabajo los fines de semana se deja querer por el cielo que le dibuja sombras de nubes.
2 comentarios:
es un agrdo leer tus líneas...para dejar la solitaria rutina
chido por tus pasos en este, quiero creer, jardín de letras y paseos.
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