Sr. Drama

No estoy seguro de nada. Nunca lo he estado. Estoy seguro. O supongo que finjo que no estoy seguro de nada. He sentido, no sé desde cuando, que mi vida tiene que ver con el clima. Leí en alguna parte que cierta poesía primitiva tienen que ver con el clima, siempre con el clima. Y mi humor y mis decisiones y mis indecisiones cambian conforme el frío o la tibieza interior. Hay pensamientos que me enfrían todo mi comportamiento. Hay el calor de una revelación que me limpia de algo que me dolía. Yo, pero no estoy seguro, pienso más con mi cuerpo, pienso desde mi masa corporal que no excluye al cerebro, por supuesto, pero no puedo decir que lo que pienso con certeza venga sólo de mi coco. Ahora mismo estoy en medio de una crisis. Y todo lo pienso bien, según yo (me digo, ve como vas dando coherencia o por lo menos lo intentas, a estas frases). Hay unas cosas que me dice el cerebro, ideas, pensamientos; hay sensaciones que me dice mi cuerpo, escalofríos o fuerzas que me jalan a cierta o incierta dirección, direcciones. Me digo con el pensamiento: no pienses, deja de pensar para que encuentres lo que necesitas. Mi cuerpo respira y a veces mi respiración me ayuda, como si mi cuerpo se ventilara, el aire de mis pulmones (otra vez el clima), me cicatriza de mis propias palabras que resuenan y lastiman, como un goteo que tortura en la superficie de una roca, de una vida como la mía que no está segura de nada, nomás vaga y tiene, según siento ahora, momentáneamente, su sangre neblinosa y fragmentada.