El miércoles me operaron de emergencia. Llevo seis días en cama y voy para largo. Puedo caminar un poco y de a poquito (pasitos) por la casa. Salgo al patio y nomás siento el sol, como a los veinte segundos comienzo a sudar frío y me canso de manera fulminante. Siempre soñé con pasar todo el día en la cama pero no sé porqué pienso en eso que dijo William Blake sobre que el camino del exceso lleva a la sabiduría. Ya aprendí en seis días (y lo que falta) y me volví sabio: estar en cama en exceso se vuelve una pesadilla. Tengo ganas de ser Batman para domir colgado de los pies. No puedo sentarme, camino como geisha, me cansa el sol, ir al baño es tortura china, peor que escuchar la antología de música de Banda que tiene mi hermana y que ha sido un regalo de una de sus alumnas (ayer me dijo que la mera chida es la Arrolladora; le iba a preguntar ¿te atropella o qué?). Así que estoy en cama, escribiendo en cama, leyendo en cama, mirando mis pies en cama, hablando desde la cama (ni john lennon y yoko ono juntos), comiendo en la cama, recibiendo las buenas visitas en mi cama. He bajado música del internet, películas, he chateado como verdadero fan de la web, a pesar del pésimo servicio del internet (telmex apesta como cama de enfermo). Así que aquí voy a estar, mejorando, supongo yo, y también lo asegura el buen doctor Bucio. Mi jefe por su parte debe estar enfermo de que yo haya recaído en mi enfermedad. Puras faltas, dice en las juntas de los lunes (los mejores somníferos vía hipnosis, nomás lo vemos y dan ganas de dormir). Y saber o pensar en eso un poco me alivia. Mi jefe en su oficina, sin mi presencia irá goteando bilis, día tras día, acumulando hojas y hojas de incapacidades vía ISSSTE (que apesta como Telmex) porque yo nomás le hago al cuento dizque con mis enfermedades. Y ni modo, ahorita no puedo atenderlo, seguiré acá, en la balsa de mi cama, naufragando.
2 comentarios:
Entré a tu blog, como me dijiste, para perder el tiempo, me gusto "bajo el sol", me hizo querer abrir de nuevo el libro que leo en este momento, se llama Tokio blues de Haruki Murakami, Aquí un fragmento: ... aquí y allá, las piedras del reborde, expuestas a la lluvia y al viento, han mudado a un extraño color blancuzco, se han agrietado y han ido desmoronándose. Tal vez ya lo líste, que te cuento verdad?, tú sabes más de esto. Que te mejores.
Lety, chido por tu visita. Iré conforme mis fuerzas retornen a mi ser (ve nomás la calidad de la cursilería en estos momentos de convalecencia) dejando lo que salga de mi ronco pecho. La novela que dices sí la conozco, la estaba leyendo hace como un mes pero Andrea me la vio un día y se la llevó. Me quedé a la mitad. Pero de Murakami he leído las otras novelas. Por aquí andamos, pues. Y gracias
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