
En el pómulo la cortada
y la sangre que escurre en mi oponente
en mi humanidad -lo que queda-
la mandíbula adormecida
el maxilar rechinando a cada puñetazo
–días después masticar será imposible
aprendí si no de poesía
sí algo de ritmo
cuando venía el oleaje de golpes
entre movimientos de sombra
algo de mi propio aliento
saber llevar mi respiración como un danzante
como un músico que se prepara para hacer sonar el gong
algo de puntería aprendí
para colocar un chingadazo bien puesto
en el cuerpo concentrado y neblinoso del oponente
ahora quiero que esto pase
cuando me ponga a escribir:
que la sangre florezca.
1 comentario:
Recuerdo ese madrazo, cámara lenta, oponente y retador lentos, putazo bien dado, y costalazo. El mejor golpe para un aficionado a observar las peleas callejeras de su familia. Que madrazo. Todavía tengo el recorte del periódico y también tus libros de poemas. Aunque creo que más de un poema tuyo me ha dado un mejor madrazo. Recupérate carnal.
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