miércoles, 29 de febrero de 2012

Alguna vez fui una sola boca. Alguna vez escuché el puro sonido de las cuerdas de la guitarra una a una y fui uno solo, entero. Masticaba la fruta de algunos nombres (pa qué decir que amados?) y me disfrazaba de lo que más me hacía reír. Alguna vez fui (y eso fue hace poco porque todavía tengo la sensación del recuerdo) el hombre que no se preguntaba casi nada porque sabía por donde caminaban sus pies. Alguna vez anduve en las orillas de los puentes, en el brillo paralelo de las vías del tren mirando los círculos de las palomas, aquellas que pensé en un momento que también eran mías. Alguna vez tuve una casa del árbol y un escritorio en una de las ramas más grandes (y esto es cierto, un escritorio que brillaba como la luna entre las ramas y yo ahí escribía). Alguna vez fui la sombra frente a mi padre en el tablero de ajedrez mientras caían flores y mi madre, en su esplendor, cocinaba. Alguna vez bebí canela a las tres de la mañana y escritura. Alguna vez estuve cerca de lo que ya no está, de lo que dejó este vértigo. Alguna vez alguien encontró un venado en el bosque de la sangre y la sangre era mía y el venado era lo más cercano al sabor del destino y tuve miedo y me fui. Alguna vez pensé seriamente en las desapariciones, en la música como nave, en las palabras como raíz. Alguna vez hubo el abrazo y el pasmo, la alquimia de aquella sola boca que era un río sin hebras, en su cauce que sentía sagrado. Alguna vez fui un viajero que te soñaba y no sentía pena por no encontrarte porque era un viajero y todos los paisajes eran sus ojos, la elemental respiración del que siempre encuentra algo para seguir. Alguna vez me quedé callado, suspendido, y volví sin el agua de las imágenes y entonces todo se disolvió como el amor cuando se disuelve (pero el amor no se disuelve ni se muere, nomás se oculta, se mueve de lugar) y llegando aquí me volvería para no decir lo que dije y restaurar todo lo deshilachado de mi decir y que quedara un remedio como una piedra en su lugar de piedra, y mirarla y no dejar que nadie más entre y estar sin más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

este... yo... namás quería saber cuál es su mail, porque en su face tiene el de lunario-sabe-qué@hotmail y luego dicen que no es y que no le llega el ebook de temblor de cielo...
bueno... es todo, creo.. adiós.

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