Lentamente
la luz de otro espacio, la luz de lo que falta aquí, entre mi pecho y el cielo,
entre mi respirar y la tierra, lentamente lo que va desapareciendo, lo gradual
de mi temblor cuando era la boca de otra isla, de mi lugar donde una parvada -¿te
acuerdas de esa foto que fue tomada desde la vieja camioneta? ¿adónde fui aquella
vez?- dibujaba el destino de un corazón doble y ahora aquí, así nomás, como
tirado y sin reflejo, como sintiendo un hilito de aire, como si mi corazón se
secara, aunque llueva allá afuera, tan cerca de mi ropa mojada, de mi cara
mojada, el hilito de aire, entrando como un alfiler en el centro de una grieta
que va cortando desde el fondo lo que misteriosamente me sostenía con su
amorosa claridad, pero ya no.
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