Hoy no quiero trabajar. Estoy cansado. Ocho horas casi siempre en carretera, cerros, papeles, reparaciones; luego llegar al taller y entrar a la tibia madera, a hacer de unas tablas que fueron árboles, un mueble, algo que pueda la gente utilizar. Y entre una cosa y otra, escribir, leer, ver, si hay tiempo, una película. Dormir, comer, bañarse, descansar. Hoy estoy cansado. Tengo mucho trabajo y estoy cansado. He estado haciendo cosas de más, durmiendo poco, comiendo, como casi siempre, mal. Hace rato me comí una manzana y agua fría, que me supieron a manjar. Si tuviera la capacidad para describir el sabor y las sensaciones de haberme comido esa manzana verde-amarela, y ese par de vasos de agua, fría y refrescante, sería a lo mejor un gran cuentista. Pero no soy Hemingway, quien sí sabía hacer muy bien eso de describir sabores y comida incluso en sus peores novelas ¿Cómo cuál? Digo una: Un verano peligroso. Nunca la lean. Así que debo relajarme. Debo de soltar la preocupación de tener un ritmo de trabajo a tope. Pero pasa algo cuando estoy cansado. La comida me sabe mejor, el sueño lo disfruto más; cuando leo me siento más concentrado. Antier empecé a ver Espejo, la película de Tarkovski. No la terminé de ver porque me quedé dormido. Pero hasta donde me quedé la cinta es una maravilla. Me impresiona tanto su fotografía. En la película se leen varios poemas que me gustaron mucho. Son del papá de Tarkovski. Igual ahorita que deje esto, me pondré a terminar de ver el Espejo y así viendo esa joya, descanso de todos mis quehaceres.
1 comentario:
gracias, sergio
de aqui
del viaje
vuelta
saludos
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