Bebo agua. Fría. Mientras bebo veo una hoja pegada en el mueble superior de mi escritorio. Dice mi nombre. Está subrayado. Tiene firmas de gente, al parecer, importante. Tiene sellos de una águila, otras letras. Tiene esa hoja también membrete del gobierno del estado. Tiene muchas frases incomprensibles. Lo leo pero no lo entiendo. Bebo agua. Me limpio con la hoja los restos de agua de mis labios. No tengo servilletas. Son las dos de la tarde. Todos los compañeros de oficina dormitan. Yo agarro sueño con la lectura incompresible de esa hoja pegada en mi escritorio.
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