Sonidos

Ahora tengo música en mi celda, digo, en el escritorio de la oficina donde intento derretir, descongelar la vida. Arreglé unas bocinas (para algo sirven mis conocimientos en electrónica) y las he conectado a mi Macbook y ahora torturo con mi música los castos oídos de los que aman la música del recodo, del cheque peña, de la quebradita del momento. Toca mi venganza: Aquí les van 26 minutos de Echoes de Pink Floyd para comenzar la jornada.

Mi jefe vino un par de veces ayer a cerrar la puerta porque mi música infernal e impropia para una dependencia gubernamental se colaba, se untaba, se arrastraba por los pasillos hasta su oficina, lugar donde, no lo dudo, se fraguan decisiones de suma importancia.