En días anteriores había sentido que la importancia, la relevancia de estar escribiendo en el blog es una tomadura de pelo. Me sentía aburrido de llegar a casa o donde hubiera internet y entrar a ver tanta cantidad de blogs. Todos tan interesantes, tan sabios, tan divertidos, tan burdos, tan chistositos, tan ingeniosos, tan educativos, tan profundos, tan artísticos, tan rebeldes, tan frescos, tan chaqueteros, tan publicitarios, tan reflexivos, tan amargados, tan crueles, tan eróticos, tan despistados, tan aburridos, tan llégale a tu vida qué chingados haces leyendo este blog, tan confusos, tan visuales, tan periodísticos, tan culinarios, tan ortográficos, tan incomprendidos, tan populares, tan olvidados, tan combativos, tan amigables, tan mírenme en mi vitrina, tan mírame y no me toques. Me fastidié de todo eso en días anteriores como si me hubiera fastidiado de la humanidad.
Luego me pusé a descargar desde pornografía, cortos, películas, música que cura , recetas para vivir. Ah, y libros virtuales. Me puse a descargar fotos, a escuchar estaciones de radio on-line, me fui a dormir temprano muchos días, en fin que desde hace rato me dedico a hacer algo en lo que siempre he tenido talento: pereza y dispersión. O hueva y pendejez. Que es lo mismo, pero menos elegante. Seguiré, si es que las musas recién mencionadas así lo quieren, informando.
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