Parsimonia y embocadura de la humildad cuando sus manos tocan la tierra y se siente absorbido por el sol, el intenso sol que parece doblemente poderoso antes de los salvajes aguaceros. Vistas desde acá la fronda extraviada, allá, en la boca de otros. No hubo música, de muchas formas no la hubo. Bosque de bambú y la azotea donde el hombre se sabe un cuento con poco chiste. Todo está cerca, le dice a ella, como la hora del almuerzo. Y aprende un paso de distancia ante su colocar la voz en el espinoso silencio de los que ya no tienen nada que decirse.
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