Hoy no fui a trabajar. No hubo ninguna situación grave para no ir. Nada más me dije hoy no trabajo, quiero descansar. Eso, creo, ahora, hago. Descanso. Escucho pájaros allá afuera, ladridos, una sirena. Tengo mucho que no escribo y pocas ganas lo que se dice ganas. Debería de encontrar una forma más efectiva para despreocuparme del dinero, de las responsabilidades que quién sabe cómo sea esto pero parece que cada día aumentan. El peor verbo en estos días siento que es “debo”. Debo hacer esto, debo hacer lo otro. Antes era quiero o no quiero, y así me gustaría que fuera, sin dañar a nadie ni a nada con mi libre albedrío. Hace unos días decidí no volver a comprar un libro más. La decisión no la tomé porque ya no hay dinero para seguir el ritmo de libro que se me antoja libro que compro. Las decisión la tomé porque no tengo tiempo para leer los mil o dos mil libros que tengo en casa. Digamos que de esos mil o dos mil, sean 500 los que me alucinen luego de leerlos ¿Cuándo tendré tiempo de releerlos? Los demasiados libros, dice Zaid. Mi proyecto de lectura es terminar los que tengo antes de comprar otro. Y puede, claro, haber excepciones para comprar en determinado momento un libro más. Y debe ser un libro extraordinario, excepcional el que me seduzca. Pero si no lo he leído ¿cómo voy a saber que es extraordinario? No sé. Usaré mi olfato, supongo.
Hoy no fui a trabajar y hoy siento que me sobra tiempo cuando por lo regular siempre me falta. Día tras día. Tengo muchísimas cosas que hacer si lo pienso. De lo que se trata hoy es de no hacer nada, incluso esto de escribir debería de no estar haciéndolo. Pero sospecho que todo esto es síntoma de un problema con mi ritmo, una inercia de hormiguita, de adicto al trabajo, de hacer por hacer, y no me tiene contento.
Quiero estar en la alberca, ahora mismo, pero siento culpa. Todos en sus trabajos, en la escuela, y yo acá tendido al sol, al intenso sol, contrarrestándolo con el agua fresca de la alberca, que por cierto está muy cerca de casa.
Dormiré o iré a la alberca o leeré o releeré. Hoy quiero estar sin planes, sin tiempo sobre mí.
Hoy quiero ser el hombre lento, el vago, y que su sombra, su beneficio se alargue a otros días.
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