De noche. Uno, dos, tres libros.
Al rato otro. Como buscando, como escarbando entre las hileras de libros. Los
que se me antojan. Una pila de libros para leer en la otra casa, para leer
cuando haya tiempo. Libros que van y vienen en la mochila y en la motocicleta.
¿Qué andaré buscando, qué palabra que me diga, que me abarque? A lo mejor es el
silencio que las palabras dejan lo que ando buscando. Van Gogh le contaba a su
hermano que quería hacer un cuadro de su habitación, le contaba que quería que
cuando vieran ese cuadro el espectador no pensara. Una pintura para no pensar.
Para descansar del pensamiento. Así las palabras que vienen de esa pila de
libros, así esos silencios de diferentes silencios (¿se entederá?). Esta mañana
uno de esos libros, página tal, frases, dicen cosas que se conjugan con la
música que suena como el agua que me quitó la sed cuando regresé de correr. Las
veredas del tiempo, los entrelazamientos, lo que sucede bajo esas palabras de
ese libro que comencé a leer. La música como la marea que sube sin violencia,
la transparencia del mar borrada,
revuelta por la arena, por las huellas de la arena. Lo grande, lo inmenso que
cabe, siempre, en lo pequeño.
1 comentario:
Revisa la entrevista en www.tormentaeneltintero.blogspot.com la entrada Los padres de la tormenta
saludos Checo
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