Esperaba
encontrarte. No sé porqué pensaba esta mañana encontrarte. Me descubro atado al
juego de los presagios que son más bien pronósticos. Y no gané. Más bien no
había nada que ganar ni que perder, sino que no le atiné. Si te encontraba
quería decirte algo que no tengo muy claro pero que siento que debo hablarlo
contigo. Ha cambiado mucho mi vida en los últimos meses. He vivido la soledad
de otra manera, por elección y no como circunstancia. Y me ha sentado bien.
Paso las tardes ocupado en varias cosas, desde leer en internet, ver películas,
escribir, pintar, tocar la guitarra, lavar mi ropa, limpiar mi espacio, hablar,
mirar por la ventana, tomar fotografías, caminar, hacer ejercicio, planear
cosas que no hago. Hace unos días pensaba en otra persona que me enturbia
cuando me la encuentro. No entiendo su manera de tratarme. A mí me cae bien. No hay, quizá para qué precisar esto, pero lo haré: no estoy enamorado de ella. Esa
persona siento que es una especie de lancha en un mar caprichoso. Leo
turbulencias pero ella se dirige a mí con una calma de malabarista, con
frialdad, con impersonalidad. Habría que restarle importancia a la lancha de su
voz y sus gestos e incluso habría que olvidar ese mar caprichoso que se carga.
Yo no soy marinero ¿me entiendes, me estoy dando a entender? Así que cada
encuentro (que en este lugar es muy frecuente toparse con una misma persona
muchas veces) yo entro como en esa turbulencia y no me gusta sentir eso. Pero
quizá todo esta en mi cabeza marítima y sus símiles. A lo mejor esa persona me ve como yo la
veo. Hace días decidí pedirle una entrevista y decirle esto que me pasa, de
todos modos creo que esto va más hacia el naufragio que hacia el puerto.
Además de que mi curiosidad me da malas pasadas y quería saber qué puede
ocurrir. Un poco esto tiene que ver
contigo, con decirlo así, como con rodeos, como rodeando ese mar perturbador
que me llama la atención, que tantea atraparme. Entonces esta mañana esperaba
encontrarte e intentar hablar desde otro lado, como si pudiera tener mi voz una
voz lateral, una voz que siendo mi voz tenga otro matiz. Como cuando hablas o,
mejor, cuando cantas luego luego al despertar. Esa voz es mi voz aunque
adormilada, más gruesa, más desafinada.
Tengo que pensar mejor lo que quiero
decirte cuando ahora sí te encuentre.
Por cierto, hablé con esa persona que te digo que me enturbia y me dijo que no tiene ningún problema conmigo. Pienso en mi paranoia y sigo bajo la tormenta de esas palabras de tanta calma.
Un abrazo.
S.
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